domingo, 22 de agosto de 2010

Minicuento Urbano

Llevaba horas caminando sin detenerme ni un sólo momento. Había recorrido calles y calles y se me hacían como un desierto de asfalto; y me sentí como un camaleón arrastrándome por el árido suelo,  adaptándome a él, mimetizándome con el entorno. Miré a mi alrededor y me di cuenta de que no valía la pena seguir buscándome a mi misma en medio de la ciudad; sólo era una pieza más de aquella masa que llaman sociedad y decidí seguirla y dejar de sentir el peso de ser diferente. Levanté mis ojos y un enorme cartel indicaba la dirección;" No vaya a ser que alguien pretenda destacarse".

4 comentarios: