domingo, 29 de agosto de 2010

Instrucciones Para Perder el Tiempo

   Debo advertirle a usted que a continuación leerá algo que tal vez le guste mucho o no le guste para nada, pero al menos, estoy segura, no quedará indiferente. Y eso es lo importante: sacar al mundo de la indiferencia en la que está sumergido.

   Primero es necesario contar con usted, conmigo o con cualquiera de nuestra especie: todo ser humano es potencial sujeto del ocio, la cavilación y la distracción; aquí no entran distinciones ni racismos.

   Sin embargo, en la actualidad han surgido extrañas teorías acerca del pensamiento animal. Yo no estoy particularmente de acuerdo con esto, y por lo tanto, los dejaré de lado en este instructivo, pero apelo a su libertad: si usted desea aplicarlo a su mascota puede hacerlo aunque no podrá saber si resultó, ya que dudo que el animal pueda luego expresar su experiencia. Esto podría traerle a usted una pequeña frustración y es mejor evitarla.

   Luego se debe tomar en cuenta que en muchos casos, conviene que el sujeto sea alguien que no le tema a divagar por su mente, aunque algunas veces se puede perder el tiempo con objetos puramente externos (y es igualmente efectivo, ya que el tiempo pasará de todos modos, sin que usted haya hecho algo útil) sin tener que enfrentarse con pensamientos o recuerdos poco agradables.

   Para empezar, debe situarse en un lugar rodeado de objetos (que son los posibles distractores) o bien frente a aquello que le desagrade enormemente hacer.
En ambos casos usted podrá perder el tiempo, ya sea con algo externo o bien reflexionando sobre sí mismo.

   Para perder el tiempo de manera correcta, usted deberá dejar de hacer lo que supuestamente debería estar haciendo. Al principio puede resultar difícil, bastante complicado, si usted es un persona con gran sentido de la responsabilidad, pero debe tener en cuenta que perder el tiempo resultará de todos modos irresponsable.

   Antes de intentar perder el tiempo, debe informarse bien acerca de los daños y consecuencias negativas, y por eso debe leer atentamente las advertencias: una vez que determinado tiempo ha pasado, no es recuperable y no insista en lamentarse: no volverá.

   Suele suceder que algunas personas (podría pasarle a cualquiera, incluyéndome) entran a la segunda fase del proceso: Perder-el-Tiempo-Analizando-el-Por-qué-Perdió-el-Tiempo. Esta fase podría llevar a una crisis, algo así como un círculo vicioso, siendo esto un peligro para la humanidad, la que confía en que aquellos que perdieron el tiempo lo harán con cuidado y luego regresarán a sus actividades y productividad normal.

   Por esto lea cuidadosamente estas instrucciones y sígalas: si ya perdió el tiempo, vuelva en sí y deje de perderlo, a menos, claro está, que no haya perdido el tiempo suficiente.

domingo, 22 de agosto de 2010

Minicuento Urbano

Llevaba horas caminando sin detenerme ni un sólo momento. Había recorrido calles y calles y se me hacían como un desierto de asfalto; y me sentí como un camaleón arrastrándome por el árido suelo,  adaptándome a él, mimetizándome con el entorno. Miré a mi alrededor y me di cuenta de que no valía la pena seguir buscándome a mi misma en medio de la ciudad; sólo era una pieza más de aquella masa que llaman sociedad y decidí seguirla y dejar de sentir el peso de ser diferente. Levanté mis ojos y un enorme cartel indicaba la dirección;" No vaya a ser que alguien pretenda destacarse".

miércoles, 18 de agosto de 2010

Ideas varias

Una idea, un pensamiento, un lápiz... ¿Qué más necesita quien desea escribir? Un sobre qué, quizás.

Así como el matemático se aferra a la realidad desde los números y con ellos logra comprender el mundo ¿Quiénes son los escritores? Aquellos que se enamoran de las palabras y con ellas desean retratar la realidad. No son artistas ni científicos, simplemente piensan, se maravillan y luego desean escribir; cada letra es un color, un número, un retrato de lo que nos rodea.

¿Qué es lo real? Tal vez sea aquello que puede escribirse. Un escritor siempre va a confiar en las palabras como la mejor forma de manifestar la realidad; y así como un pintor se aferra a su obra o un científico a su hipótesis, yo me aferro a las palabras.