Un viento helado me rozó la cara, pero aquello no fue lo que me hizo estremecer. Fue esa mirada. Yo lo sabía perfectamente y ya no lo soportaba más. Intenté avanzar consciente de las consecuencias pero me volví… los millones de ojillos me escrutaban y era abrumador. Yo los miraba a su vez, esperando inspirar algún temor en ellos, pero al instante sentía impotencia ante aquel panorama. La oscuridad de la noche contrastaba con el brillo de esos ojos, y eran muchos, demasiados: llegaban a confundirse entre sí, y me absorbían. Mi angustia aumentó ya que me encontraba hipnotizada y ya no podía luchar contra eso. Era hermosísimo y me llenaba interiormente. Me sentía feliz. Y de pronto, Valparaíso dejó de observarme y aquellos ojillos se cerraron asustados con el alba y ese ensueño de luces quedó atrás con la noche, dejándome en libertad.Historias y reflexiones. Ficciones que nadie necesita y opiniones que nadie me preguntó. Borradores para compartir.
lunes, 13 de septiembre de 2010
Paraíso Nocturno
Un viento helado me rozó la cara, pero aquello no fue lo que me hizo estremecer. Fue esa mirada. Yo lo sabía perfectamente y ya no lo soportaba más. Intenté avanzar consciente de las consecuencias pero me volví… los millones de ojillos me escrutaban y era abrumador. Yo los miraba a su vez, esperando inspirar algún temor en ellos, pero al instante sentía impotencia ante aquel panorama. La oscuridad de la noche contrastaba con el brillo de esos ojos, y eran muchos, demasiados: llegaban a confundirse entre sí, y me absorbían. Mi angustia aumentó ya que me encontraba hipnotizada y ya no podía luchar contra eso. Era hermosísimo y me llenaba interiormente. Me sentía feliz. Y de pronto, Valparaíso dejó de observarme y aquellos ojillos se cerraron asustados con el alba y ese ensueño de luces quedó atrás con la noche, dejándome en libertad.
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